La ballerina – nueva pieza para piano de Deep Emotions

La ballerina – nueva pieza para piano de Deep Emotions

 

Cuantos más años vamos cumpliendo más vamos apreciando los buenos momentos que hemos pasado, los bellos recuerdos que afloran de nuestro inconsciente y nos hacen sentir emociones de gozo, amor, ternura… y también de nostalgia. Todos tenemos bellos recuerdos, bellos momentos vividos que son los que hacen de la vida una experiencia única.

En mi caso intento expresar con mi piano esos gratos recuerdos en algunas de mis piezas, como en Impresiones de otoño donde quise expresar la paz que sentía cuando, sentado en un bonito parque de Madrid, contemplaba la belleza de la tarde otoñal y como caían las hojas de los árboles.

Los bellos recuerdos en muchas ocasiones van ligados a determinadas personas generalmente muy importantes en nuestras vidas, personas que puedes volver a ver y con quienes puedes recordar esos instantes con alegría, y personas que ya no están entre nosotros y que al recordar esos buenos momentos nos sentimos tristes.

Las personas que no pueden disfrutar de los buenos recuerdos, normalmente no han superado los malos momentos que han vivido, por diferentes causas, generalmente por cuestiones traumáticas, por emociones que no han exteriorizado y que se han ido pudriendo en su interior atormentando a la persona y llegando a un punto en el que ni siquiera recuerda esa emoción retenida, sólo sabe que se siente mal y no sabe porqué. Para superar los malos recuerdos hay que aceptarlos como parte que han sido de nuestra vida, dejar salir las emociones que tenemos recluidas y decir adiós al pasado de una vez, porque si no seguirán ahí martilleando el alma constantemente e impidiendo que uno disfrute y aprecie los bellos momentos que ha vivido. A veces la persona herida ni siquiera valora suficientemente lo bueno que le ha dado la vida. Cuando superamos esos recuerdos dolorosos nuestra mente se queda con los buenos momentos y nos hace sentir que merece la pena vivir.

Como recuerdos buenos tengo muchos, la verdad. Recuerdo cuando iba a casa de mis abuelos y mi abuela Amparo me regalaba magdalenas o trenzas (un pan con esa forma muy rico) porque sabía que me encantaban, o me había cocinado arroz a la cubana, mi plato preferido… También cuando mi abuelo se dejaba hacer todo tipo de gamberradas por mí, jaja…

O el recuerdo de mi madre cuando me abrazaba y me cantaba y me decía que era el rey, su rey, recuerdo su olor, su cariño, su ternura. Recuerdo las excursiones con mi padre por la Sierra de Cazorla ese olor a montaña, la ilusión que tenía yo por recorrer los montes con él, que tanto me enseñaba. Recuerdo cuando nos íbamos a pescar a La Azohía, un bello pueblecito costero de la comarca de Cartagena. Como no, me acuerdo del olor a mar, mi mar, mi Mediterráneo…

Y por supuesto también recuerdo el olor a buen pan recién hecho, el olor a tierra mojada, ver amanecer, ver una puesta de sol… En fin, son tantos y tantos bellos recuerdos que no dejo de pensar que definitivamente la vida es un regalo.

La ballerina (la bailarina en italiano) es una pieza para piano que compuse como homenaje a las cajitas de música. En casa mi madre tenía una que cuando la abrías sonaba Para Elisa de Beethoven y una bailarina se ponía a danzar. Me encantaba esa cajita de música, me trae bellos recuerdos.

Esta obra forma parte de mi próximo proyecto: Deep emotions. Es un proyecto donde ante todo prima la emoción en el piano, donde pretendo conectar con las personas desde el alma. De todas mis composiciones para piano que estén dentro de este proyecto y que os vaya mostrando, algunas formarán parte de mi próximo disco Deep Emotions.

Y como siempre os digo,

¡Salud y amor para tod@s!

 

 

 

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